La Tierra es el tercer planeta del Sistema Solar, considerando su distancia al Sol, y el quinto de ellos según su tamaño. Está situada aproximadamente a unos 150 millones de kilómetros del Sol. Es el único planeta del universo que se conoce en el que exista y se origine la vida. La Tierra se formó al mismo tiempo que el Sol y el resto del Sistema Solar, hace 4.570 millones de años. El volumen de la Tierra es más de un millón de veces menor que el Sol y la masa de la Tierra es nueve veces mayor que la de su satélite la Luna. La temperatura media de la superficie terrestre es de unos 15 ºC. A la forma de la Tierra (entendida como la altura media del mar o que adoptaría el mar en los continentes) se le denomina geoide. El geoide es una superficie similar a una esfera achatada por lo polos (elipsoide). Su diámetro es de unos 12.700 km, más de diez veces la longitud de la península Ibérica. Las primeras culturas creían que la tierra era plana. Algunos astrónomos eminentes de la Antigüedad plantearon la posibilidad de que la Tierra no fuese plana sino esférica, ya que de esa manera muchos fenómenos naturales tendrían una explicación lógica. Sin embargo, hasta el siglo XVI no se pudo demostrar que era esférica, cuando Juan Sebastián Elcano completó la primera vuelta al mundo a bordo de un barco. Al conjunto de disciplinas que estudian los procesos de diversa escalas temporal y espacial que gobiernan este planeta se llaman geociencias o ciencias de la Tierra. El 71 por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. Es el único planeta del sistema solar donde el agua puede existir permanentemente en estado líquido en la superficie. El agua ha sido esencial para la vida y ha formado un sistema de circulación y erosión único en el Sistema Solar. La Tierra es el único de los cuerpos del Sistema Solar que presenta una tectónica de placas activa: Marte y Venus quizás tuvieron una tectónica de placas en otros tiempos pero, en todo caso, se ha detenido. Esto, unido a la erosión y la actividad biológica, ha hecho que la superficie de la Tierra sea muy joven, eliminando por ejemplo, casi todos los restos de cráteres, que marcan muchas de las superficies del Sistema Solar. La Tierra posee un único satélite natural, la Luna. El sistema Tierra-Luna es bastante singular, debido al gran tamaño relativo del satélite.
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